Enfoque Ecosalud

El enfoque ecosalud parte del supuesto de que si se aborda un proceso desde el pensamiento sistémico y complejo, la investigación transdisciplinaria y la participación social, es más probable obtener resultados con una mayor equidad social y de género, una mejor sostenibilidad social y ambiental y con más posibilidades de que los resultados de investigación contribuyan a la acción. Este abordaje se realiza a través de un marco conceptual y metodológico basado en la teoría de la complejidad y fundamentado en seis pilares esenciales, tres de ellos metodológicos y los otros tres de objetivo. Respectivamente, estos hacen referencia:

  • El pensamiento sistémico y complejo como forma de aproximarnos a la realidad en el proceso colaborativo y transectorial de identificación del problema y búsqueda de soluciones.
  • La investigación transdisciplinaria como forma de construir nuevo conocimiento a partir del diálogo de saberes y la articulación de las distintas comunidades epistémicas que encarnan dichos saberes.
  • La participación social y la colaboración como una condición de proceso y contenido que permite construir conocimientos y aprendizajes significativos en forma colectiva.
  • La equidad social y de género como un resultado esperado de un abordaje ecosistémico de un determinado problema (o cadena de problemas) de salud.
  • La sostenibilidad social y ambiental de los cambios generados a partir de las intervenciones.
  • El acortar la brecha entre investigación y la acción buscando que los resultados y las evidencias generadas   sirvan para la formulación de políticas y el cambio de formas de ver y hacer las cosas.

El Enfoque Ecosalud se focaliza en la dimensión ecológica y socioeconómica de un problema específico o una situación dada, y en su incidencia en la salud humana, así como también las personas usan y/o impacta los ecosistemas, las implicaciones con respecto a su calidad, la provisión de servicios ecosistémicos y la sustentabilidad. En el contexto del control de enfermedades transmitidas por vectores, en las que obviamente se incluye malaria, el abordaje en una forma sistémica de los determinantes sociales que favorecen la mantención de la enfermedad es imprescindible para identificar las brechas existentes y generar aquellas acciones necesarias para el cambio de comportamiento.